Los grupos pequeños crean un espacio para el crecimiento espiritual, tanto en nuestras propias vidas como juntos, a medida que construimos relaciones unos con otros. Cuando nos reunimos para aprender sobre Dios y Su Palabra, le damos espacio para obrar en nuestras vidas, para formarnos y ayudarnos a crecer. Los grupos pequeños capturan la esencia de nuestra declaración de visión: un lugar donde las personas se sientan bien, donde experimenten el amor de Dios y la alegría de servir, un lugar para ir hacia las personas que nos rodean, un lugar para ofrecer asistencia espiritual y cultivar una verdadera comunión, y un lugar para vivir el Evangelio de Jesucristo.

Cuando se crea este ambiente en nuestros grupos pequeños, realmente estamos viviendo según el ejemplo de Cristo. Nuestra propia importancia disminuye a medida que nos enfocamos en edificarnos unos a otros, a medida que nos escuchamos y nos respetamos unos a otros, a medida que nos ofrecemos apoyo mutuo, y a medida que servimos juntos y nos convertimos en un catalizador del cambio. Cuando Dios está presente en nuestras vidas y en medio de nuestro grupo pequeño, cosas asombrosas pueden suceder. Por ello, únete a un grupo pequeño y continúa la conversación.